La Iridología es un método no invasivo que consiste en revelar los desequilibrios patológicos y funcionales del organismo por medio de líneas, manchas y decoloraciones que afectan la trama
del iris, es decir, a través de la observación del iris ocular en la mayoría de las veces con la ayuda de un iriscopio o iridoscopio se puede detectar, o incluso prevenir, problemas de salud.
Podemos decir que los ojos son como "ventanas" de salud del cuerpo.
El iris es la parte pigmentada del globo ocular, conectado directamente al encéfalo, vía primer par craneal. Es por este motivo que los trastornos orgánicos se reflejan en el iris. En la
trama iridiana observamos diferentes señales o signos que son la muestra de la pureza del iris, la constitución y la fortaleza. Según estas características, podemos saber las debilidades que
puede tener la persona y la evolución de alguna enfermedad.
Entenderemos así, que el iris es la pantalla donde se graba todo lo que ocurre en nuestro cuerpo (excepto en operaciones realizadas bajo anestesia o si se están administrando analgésicos),
de ésta forma a través del iris, podremos observar, detectar o prevenir las diferentes etapas de una enfermedad. Cada órgano se reflejará en un punto concreto del iris y cada uno de nosotros
presentará el órgano en el mismo lugar, haya patología o no. Con la Iridología podremos ver el presente estado de salud y hacer una valoración hacia el futuro.
Para concluir, la Iridología es una gran herramienta de diagnóstico, ya que mediante la observación del globo ocular nos permite ver el estado de salud de los principales órganos vitales del cuerpo humano, como el corazón, hígado, riñones, vesícula, huesos, articulaciones o estómago por mencionar algunos, y sus sistemas en conjunto, como por ejemplo el sistema gastrointestinal, el sistema nervioso, el sistema circulatorio, el sistema reproductivo y el sistema óseo entre otros, es decir, nos permite identificar a tiempo padecimientos de dolor de huesos y articulaciones, así como dolores de cabeza, espalda, hombros, rodillas, cintura, manos o pies, caída de cabello o piezas dentales, osteoporosis, agruras, síntomas de gastritis, mala digestión, mala presión sanguínea, mal aliento, hemorroides, insomnio, etc.