Dos de sus componentes, el cineol y el eugenol, son los que le otorgan al laurel su propiedad principal: facilitar las digestiones, así como prevenir la acidez y reducir los gases presentes en el conducto digestivo y que tantas molestias ocasionan. Si hierve las hojas de laurel en un vaso de agua y lo prueba, no tendrá ni olor ni sabor.