Aunque el confinamiento está ayudando a combatir la pandemia del coronavirus también está poniendo en riesgo la salud mental de los ciudadanos. Durante estos días, los psicólogos repiten que el encierro puede aumentar la sensación de angustia, los pensamientos catastróficos e incluso generar síntomas depresivos. Sin embargo, es demasiado pronto para saber cómo la situación actual nos está cambiando: todavía no hay datos suficientes y nadie se atreve a aventurar cuáles serán las consecuencias de esta crisis en la salud mental de los ciudadanos.
Por eso, en momentos como estos, la Organización Mundial de la Salud recomienda a los investigadores hacer revisiones rápidas de la investigación realizada hasta la fecha en situaciones similares.
La mayoría de los estudios revisados recogen efectos psicológicos negativos, incluidos síntomas de estrés pos-traumático, confusión y tendencia a estar más irascible después del confinamiento. La intensidad de los síntomas aumenta en las epidemias en las que la cuarentena es más larga, si los ciudadanos temen infectarse, se sienten frustrados, se aburren, si les faltan suministros o si temen pérdidas económicas.
Nuestro cerebro y su compleja química generan diversos cambios fisiológicos. El aceleramiento del corazón, la tensión muscular o los temblores nos preparan para esa huida física, mientras nuestra mente, nos obliga, por así decirlo, a permanecer en el mismo sitio.
Cambios cotidianos para gestionar el estrés y la ansiedad
Las personas caemos, casi sin saber cómo, en el abismo de unas rutinas que poco a poco acaban asfixiándonos. Automatizamos tanto pensamientos como actividades.
Nos levantamos, desayunamos, nos vamos al trabajo, cumplimos, vamos de compras y volvemos a casa. Ahora bien, como ya sabemos, las tareas del hogar también son férreas rutinas que se repiten día tras día. Si a ello le sumamos presiones externas o problemas personales, el estado de malestar se intensifica.
Es entonces cuando aparecen el estrés y la ansiedad, acompañados de esos síntomas que todos conocemos: cefaleas, insomnio, problemas digestivos, tensión arterial elevada o descompensada…
Si este es tu caso, si te sientes íntimamente identificado con estos estados, empieza hoy mismo a poner en práctica estos cambios.
1. Un desayuno anti estrés
Queda claro que los alimentos, por sí mismos, no van a conseguir que nuestros problemas se resuelvan. Lo que sí pueden conseguir es un adecuado equilibrio interior.
- Un desayuno nutritivo combate cefaleas.
- Salir de casa bien hidratados es esencial para aportarnos un adecuado bienestar.
- Es necesario elegir alimentos que se digieran bien –algo imprescindible cuando vivimos situaciones de estrés–.
Buscaremos aquellas opciones alimenticias más ricas en vitaminas y antioxidantes para cuidar de nuestro hígado. No podemos olvidar que este órgano, así como el estómago, son los más afectados en casos de estados ansiedad y estrés.
Te podemos aconsejar un:
Dieta de la zanahoria
- Un zumo natural de zanahoria.
- Un huevo (podemos comerlo del modo que más nos guste. De ese modo, obtenemos proteínas).
- Medio aguacate, a trocitos, acompañado de unas nueces.
- Un vaso de leche de almendra. No podemos olvidar que la almendra contiene triptófano y es muy relajante en caso de que suframos estrés y ansiedad. Espolvorea esta bebida natural con un poco de canela.
2. Unos minutos de meditación
Puedes hacerlo nada más levantarte o al terminar de desayunar, cuando nuestro cerebro ya está en plena forma.
Si bien es cierto que no todo el mundo suele dar el paso hacia la meditación, es una práctica que merece la pena para gestionar el estrés y la ansiedad.
- Estudios como el publicado en la revista Psychiatry Research nos explican que algo tan sencillo como practicar la meditación durante ocho semanas seguidas, genera cambios maravillosos en nuestro cerebro.
- Desarrollamos las regiones cerebrales relacionadas con la memoria, la autoconciencia y gestionamos mejor el estrés.
- Además, se ha podido observar gracias a pruebas electromagnéticas un mayor grosor de la corteza cerebral en esas áreas asociadas con la atención y la integración emocional.
3. Sal de casa con 3 ideas claras
Cuando las autoridades permitan el salir de casa. ten en cuenta lo siguiente:
- Primera idea: voy a dar lo mejor de mí en este día y voy sentirme bien con cada cosa que haga.
- Segunda idea: tengo muy claro hasta dónde puedo llegar. Si alguien me exige algo que me sobrepasa o que me hace daño o que rompe mi equilibrio, pondré límites. Por mi bien y por mi salud.
- Tercera idea: a lo largo de esta jornada, voy a buscar dos horas para mi solo. Un instante donde descansar la mente y el cuerpo.
4. Si te es posible, duerme una siesta
- Sabemos que, por nuestras obligaciones personales, no siempre nos es posible. Sin embargo, algo tan sencillo como reposar entre 15 o 20 minutos nos permite oxigenar el cerebro, liberar tensiones, aplacar el estrés y mejorar el nivel de atención.
- Aunque, eso sí, recuerda que nuestra siesta no debe superar los 20 minutos.
5. Media hora de ejercicio aeróbico
- Elige el momento del día que más se ajuste a tu horario. Basta solo con media hora. Solo unos minutos en los que calzarte con unas buenas zapatillas, ropa y cómoda y simplemente, salir a caminar.
- En cada paso que des tu corazón se acompasa, llega oxígeno a tu cerebro, tu metabolismo se regula y, casi sin saber cómo, vemos las cosas de otro modo. Ponlo en práctica y verás qué buenos resultados.
6. Date permiso para decir "NO" cuando lo necesites y "SÍ" cuando así lo quieras
Este ejercicio es un poco más complicado de integrar y de aplicar en el día a día. Sin embargo, es necesario hacerlo nuestro para mejorar nuestra calidad de vida.
- Di "NO" a pasarlo mal, a permitir que otros te manipulen o te dejen en segundo plano.
- Atrévete a decir "SI" a lo que te hace feliz, a esas pequeñas cosas del día a día que te apetece hacer.
- Di lo que piensas, quieres y necesitas en cada momento para que tu interior no acumule tantas tensiones y frustraciones.
- Vence a tu estrés y ansiedad día a día con determinación. Mereces tener una mejor calidad de vida. Y lo mejor es que ¡depende de ti! Pon en práctica estas sencillas recomendaciones y notarás todos los beneficios que te reportan. Si el estrés y la ansiedad continúan, es conveniente que acudas a un especialista.
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